La fatiga, culpable del accidente de un avión

La fatiga puede sumir a los trabajadores en la niebla, lo que no favorece la toma de decisiones claras y seguras. El accidente de un avión de carga 747 en el aeropuerto internacional de Halifax a mediados de octubre de 2004 se atribuye en parte a la fatiga de la tripulación.

Siete miembros de la tripulación de MK Airlines Ltd. murieron cuando el gran reactor no ganó suficiente altitud al despegar, chocó contra una berma al final de la pista y se estrelló en un bosque adyacente.

Una investigación de la Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá (TSB) descubrió que los ajustes de velocidad y empuje seleccionados por la tripulación en la preparación de un vuelo a España eran incorrectos para el peso de la aeronave. Según la TSB, la tripulación no recibió formación adecuada sobre un programa informático utilizado para calcular la velocidad de despegue y la potencia necesaria para el vuelo.

Como resultado, el avión viajaba a unos 30 nudos (35 millas por hora o 56 kilómetros por hora) menos de los 160 nudos que se habrían requerido para un despegue seguro con la carga que llevaba.

Según la junta, la fatiga de la tripulación y la oscuridad del entorno de despegue contribuyeron al accidente. Pide que se implante un sistema de control del rendimiento del despegue a bordo “para garantizar que las tripulaciones de los aviones grandes sean alertadas a tiempo cuando no haya suficiente potencia para despegar con seguridad”.

Actualmente no existe un dispositivo de este tipo. Como la grabadora de voz del avión quedó destruida en el accidente, los investigadores no saben qué decía la tripulación en los segundos previos al accidente.

La TSB halló pruebas de que 12 accidentes similares en los que no había suficiente potencia en el despegue habían causado 300 muertes en todo el mundo. Probablemente su lugar de trabajo no tenga nada que ver con los aviones, pero no hace falta ser un genio para darse cuenta de que la fatiga puede poner en peligro a sus trabajadores.