HECHOS

1. Los trabajadores penitenciarios pueden ser mordidos o apuñalados durante un asalto a un recluso, pinchados con una aguja usada o salpicados en la cara con sangre. La exposición a enfermedades transmitidas por la sangre puede ocurrir en cualquiera de estas situaciones.
2. La investigación ha demostrado que los funcionarios de prisiones experimentan altos niveles de estrés, agotamiento y una variedad de otras consecuencias relacionadas con la salud mental como resultado de su trabajo.
3. Las consecuencias negativas para la salud física y mental de los funcionarios de prisiones pueden tener efectos perjudiciales para la institución penitenciaria en general.
4. Las cárceles y prisiones pueden ser entornos de trabajo impredecibles.
5. Las cuestiones de seguridad suelen ser más importantes que el control de las infecciones.
6. Los reclusos pueden tener un mayor índice de enfermedades de transmisión sanguínea.

ESTADÍSTICAS

• Según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés), los funcionarios de prisiones tenían una de las tasas más elevadas de días de ausencia del trabajo (DAFW, por sus siglas en inglés) por lesiones no mortales (445,6 por cada 10.000 trabajadores a tiempo completo) entre todas las ocupaciones (117,2 por cada 10.000 trabajadores a tiempo completo; BLS,).
• La prisión es un entorno controlado y las lesiones profesionales suelen ser el resultado de agresiones por parte de reclusos o de la contención de un recluso durante una pelea (BLS,). Según la Oficina de Prisiones, los funcionarios de prisiones federales denunciaron 1.902 agresiones en el lugar de trabajo provocadas por reclusos.
• La mayoría de las lesiones no mortales se producen en funcionarios de prisiones varones.
• La mitad de las lesiones no mortales se produjeron entre funcionarios de 35 años o más.
• De las agresiones no mortales y las lesiones por actos violentos, más de un tercio (37%) se produjeron mientras sujetaban a un recluso o interactuaban con él durante un altercado.
• Las lesiones no mortales afectaron principalmente a la extremidad superior, y aproximadamente dos tercios a la mano y los dedos.