En la imagen, un trabajador se sienta visiblemente molesto en su escritorio mientras dos compañeros cotillean en segundo plano, lo que pone de relieve una forma sutil pero dañina de violencia laboral: el abuso emocional y el acoso. La violencia laboral en las escuelas no se limita a los enfrentamientos físicos; también puede manifestarse como cotilleo, exclusión o acoso verbal, que pueden repercutir negativamente en la salud mental y la productividad. Este comportamiento tóxico crea un ambiente hostil que desalienta el trabajo en equipo y baja la moral, afectando no sólo al individuo que es objeto de la violencia, sino a la cultura general del lugar de trabajo.
Esta situación subraya la importancia de promover un entorno seguro y respetuoso en las escuelas. El personal y los administradores deben adoptar una actitud proactiva fomentando la comunicación abierta y animando a los empleados a denunciar cualquier caso de intimidación o acoso. El principio de «si ves algo, dilo» permite a todos abordar con prontitud los comportamientos inadecuados y evitar su agravamiento. Cultivando una cultura solidaria e integradora, los centros escolares pueden garantizar un entorno más sano y productivo para todos los empleados.